Bajamos unas pequeñas escaleras que conducían a una especie
de puerta subterránea. La estancia aparentaba un almacén normal y corriente.
Cajas y más cajas se amontonaban por la mayoría de los rincones. Nos dirigimos
a uno de los rincones y los sospechosos hombres apartaron algunas cajas dejando
al descubierto una especie de de hueco en el suelo.
Baja con cuidado, no queremos que seas el primero en morir
al caer por aquí – me dijo uno de los hombres con una voz ronca -
Las escaleras no eran muy extensas pero la madera estaba
algo podrida y resbalaba un poco. Por suerte llegué sano y salvo.
Recorrimos un pasadizo algo largo, había puertas de metal
negro y oxidado por los lados. Tenían una rejillas muy pequeñas, lo justo para
que pasase un plato. En algunas de ellas se escuchaban lamentos.
Por favor, por favor…señor llévame, no aguanto este sufrimiento
– dijo una voz muy triste –
Cállate ya escoria, ya tengo bastante estando aquí encerrado
como para tener que aguantar tus sollozos! – dijo otra voz que provenía de otra
de las puertas-
Callaos ya o esta noche no tendréis cena! – dijo el hombre
que me advirtió antes -
No te preocupes, no te haremos ningún daño. Ahora entenderás
todo Diego. –Dijo uno de los presentes-
Eso fue un alivio ya que me imaginaba el resto de mis días consumido
en una de esas horribles celdas…- pensé algo aliviado dentro de la preocupación
del momento -
Cómo sabe mi nombre? Déjame ir! Tengo mucho dinero, puedo
pagar lo que sea! Si mi padre estuviese vivo… maldita sea si mi padre no
hubiese marchado con Dios no tendrías agallas para hacer esto. Aún tengo
algunos contactos en Francia y cuando vean que no doy señales empezarán a
investigar! Y Abraham tampoco se quedará de brazos cruzado! –dije enojado,
estaba harto de tanto misterio y de que me atacasen. Me escurrí entre ellos y Salí
corriendo en dirección contraria – La heroicidad no duró mucho. Enseguida me
cogieron y me inmovilizaron, ataron las manos con grilletes para que estuviese
quieto y me llevaron a una sala.
Antes de entrar en la sala, uno de los hombres me dijo –
Ahora se lo cuentas a Abraham – Todos rieron con la coletilla.
Al entrar la sala lo primero que me llamó la atención fue un
escudo y un estandarte, los dos lucían el símbolo de los caballeros de Dios.
Los Templarios. Me costaba de creer ya que me constaba que se dio caza a todos
ellos por traición y fueron quemados. A estas alturas no había mucho que me
pudiera sorprender. No tenía ni la más remota idea de lo que estaba pasando.
Las paredes de madera de roble y el suelo de piedra pulida.
Una mesa redonda ocupaba el justo centro de la sala y una lámpara enorme
colgaba del techo iluminando completamente la sala.
Había muchas estanterías repletas de libros y pergaminos. Al
lado de una de las estanterías había una puerta que, una vez consiguieron sentarme
(prometo que conseguí agotar sus fuerzas al máximo) se abrió.
Como estas? Espero que no hayas causado muchas dificultades
chico – Dijo una voz familiar -
Pero Abraham? Tu qué haces aquí? no entiendo nada – No sabía que decir, me sentí aliviado durante unos instantes al ver a mi amigo pero por otro lado quería respuestas -
Pero Abraham? Tu qué haces aquí? no entiendo nada – No sabía que decir, me sentí aliviado durante unos instantes al ver a mi amigo pero por otro lado quería respuestas -
Primero relájate amigo. Tú, trae algo de vino para nuestro
invitado y quitadle esos grilletes. Ahora ya no serán necesarios.
Al fin me dejaron libre y me sirvieron una copa de vino.
Cuando me disponía a beberla uno de los miembros de aquel grupo le dio un
golpe, derramando la copa al suelo. El “vino” empezó a burbujear en el suelo.
Mal, mal y muy mal! Nunca aceptes nada de un desconocido y
menos vino! Apúntatelo ya que si quieres vivir muchos años no te puedes fiar de
nadie. El vino tiene un olor muy fuerte, un olor que puede disimular
eficazmente los venenos. Ahora mismo estarías muerto si te hubieses fiado.
No articulé palabra, cada vez estaba más impresionado y
cansado. Quería irme y volverme a mi tienda de Barcelona. O mejor aún. Irme a
un convento de clausura y dedicarme a la oración! Si eso haré – Me estaba
volviendo majara, pensé desesperado –
Diego ahora pido que me escuches detenidamente.
Llevamos siguiéndote
durante mucho tiempo y últimamente nos hemos dado cuenta que han pasado cosas
muy raras en tu día a día.
Sabemos lo del libro, de hecho, te lo entregó uno de mis
hombres. También tenemos constancia del hombre que te dejó la extraña nota y de
las fuertes fiebres que has sufrido estos días pero vamos por partes.
Tu padre era miembro de los templarios, como yo. Nos dedicábamos
a generar riqueza y reputación en la península. Pero obviamente no podíamos revelar
nuestros actos. Tu padre, en un viaje a Tierra Santa consiguió un libro. Ese
libro se cree que tiene una serie de fuerza mágica que protege a quien lo
posee. Hay leyendas que dicen que ese libro fue escrito por los Nizaríes. Un
antigua grupo que dominaba la tierra Santa en su pasado impuro. Tu padre lo sacó
de un soldad infiel muerto. Lo llevaba entre la armadura.
Lo curioso es que se dice que una vez se consigue. A no ser
que se mate al portador del libro, solo lo podrán utilizar sus primogénitos. Y
como tu padre murió de fiebres altas. Tú eres el portador del libro.
No sabemos qué poderes tiene, pero lo que sabemos con
certeza es que alguien lo desea.
Ahora es donde entra el papel de ese extraño hombre.
Como sabrás, nosotros, los templarios, éramos los caballeros
de nuestro señor Jesucristo. Conseguimos reunir tal cantidad de riqueza y
influencia que alguien nos ha querido eliminar.
No tenemos pruebas de ningún tipo pero se sabe que, al morir
Jesucristo, los apóstoles quisieron continuar el camino de su señor. La idea
era hacer pensar a la gente que todos somos hermanos, que lo mío es tuyo, el
amor es lo más importante y también decidieron construir los primeros templos
de Dios para ofrecer nuestras oraciones. Pero no todos estaban conformes con
eso… la avaricia dominaba la ética de algunos y pensaron que sería mejor
extorsionar a la población con falacias de tal magnitud como que si no pagan o
dejan sus bienes irán al infierno. El grupo de apóstoles se dividió y con el
paso del tiempo hubieron guerras entre ellos. Los Adoradores de lo oscuro
contra los hijos de Cristo. Se dice que los adoradores de lo oscuro aún continúan
con vida, haciendo rituales impuros y derramando sangre de inocentes. Incluso
las malas lenguas dicen que la guerra la ganaron los Adoradores y hicieron
creer a todos que eran los hijos de Cristo. Por alguna razón creemos que han
tenido que ver con lo que nos ha pasado a los templarios. Por lo visto había gente
que no estaba conforme con nuestro estatus y nos vio como una amenaza.
Sea lo que sea tenemos que llegar al fondo de todo esto y si
en realidad la iglesia es una mentira acabaremos con todos los infieles en
nombre de nuestro señor y tomaremos el poder nosotros, para encaminar al rebaño
por su correcto sendero! – Exclamó Abraham mientras las lágrimas surcaban su
cara -
Boquiabierto, observe a los presentes. Apretaban los dientes
y puños. Los ojos les brillaban por las lágrimas. Algunos agarraban sus
rosarios y los besaban mientras recaban…
Los hermanos que quedamos queremos llegar hasta el final de
esto y vengar a todos nuestros hermanos quemados como brujas. El hombre que te persigue es miembro de esa
maldita secta y por lo visto quiere ese libro.
Tu vida de mercader ha terminado por ahora Diego. Nos tienes
que ayudar. Tu padre me dijo que tenía que cuidar de ti siempre y ahora que
estas en peligro, la única forma de asegurar la promesa que le hice a tu padre
es esta.
Ahora márchate, tendrás noticias nuestras. Tu carro ya no está
en el establo. En tu habitación hay un saco con dinero. Si tienes cosas que
contarme, fíjate en los mensajeros. Que tengan un águila detrás de la oreja. Si
la tienen son de los nuestros y no hay peligro.
Por cierto, casi se me olvida, toma este sello del águila. Es nuestro nuevo emblema. Representamos las alas que salvarán al mundo de la manipulación del señor oscuro. Cuídalo y no lo pierdas. Te será útil.
Telmo no sabe nada de
esto. Simplemente sabe que te tiene que proteger. Yo lo envié mientras llegabas
a Besalú.
Mucha suerte amigo.
Sin darme cuenta llegué a la posada, saludé a Telmo que
estaba en el comedor jugando a las cartas y me tumbe en la cama. Necesitaba
pensar en todo esto.