Aún me sentía algo mal después de estos días de fiebres
altas y pesadillas. Gracias a Dios que pude despertar.
El sueño era tan real... y a ese hombre le había visto yo en alguna parte pero no conseguía recordar dónde.
El sueño era tan real... y a ese hombre le había visto yo en alguna parte pero no conseguía recordar dónde.
El calor de la vida empezaba a derretir la nieve de este frío invierno. Algunas flores de vivos colores empezaban a crecer y se podían
apreciar carreras entre algunas ardillas.
De repente escuché el crujir de algunas brancas y seguido a
eso un –Mierda- pero no vi a nadie a simple vista.
Llegaba un momento que ya no sabía si lo que podía escuchar o ver era cierto o obra de mi caprichosa imaginación.
El día avanzaba con normalidad, paré para comer algo y para que Fortuna descansase un poco. Los posaderos se habían en cargado de alimentarla y cuidarla mientras estaba indispuesto.
Cuando estaba dispuesto a prepararme el remedio de aquel Doctor me di cuenta que ni tenia miel ni tampoco agua caliente. Debería esperar a la noche para que alguien me lo preparase en alguna otra posada- me dije refunfuñando-
Llegaba un momento que ya no sabía si lo que podía escuchar o ver era cierto o obra de mi caprichosa imaginación.
El día avanzaba con normalidad, paré para comer algo y para que Fortuna descansase un poco. Los posaderos se habían en cargado de alimentarla y cuidarla mientras estaba indispuesto.
Cuando estaba dispuesto a prepararme el remedio de aquel Doctor me di cuenta que ni tenia miel ni tampoco agua caliente. Debería esperar a la noche para que alguien me lo preparase en alguna otra posada- me dije refunfuñando-
De repente, vi como en dirección contraria a la mía se
acercaban dos hombres a caballo.
Vestían sucios y maltrechos harapos. Se veía a leguas que olían a perro.
A cada segundo que pasaba mi corazón se aceleraba. Tenía el presentimiento que esto no quedaría aquí. Agarre con fuerza la empuñadura de mi espada y recé lo que pude antes de llegar a ellos.
Vestían sucios y maltrechos harapos. Se veía a leguas que olían a perro.
A cada segundo que pasaba mi corazón se aceleraba. Tenía el presentimiento que esto no quedaría aquí. Agarre con fuerza la empuñadura de mi espada y recé lo que pude antes de llegar a ellos.
Tú, para el carro y no hagas tonterías, o le cortaremos las
patas a tu yegua – dijo uno de los dos jinetes con seriedad-
Eso eso, o le cortaremos las piernas a tu bonita yegua – dijo el singular compañero del jinete-
Eso eso, o le cortaremos las piernas a tu bonita yegua – dijo el singular compañero del jinete-
No contesté, tenía demasiado miedo en aquel momento. Pude
ver como se acercaban al carro y no quería ni imaginar que fuesen capaces de descubrir
el dinero.
Tú, tienes pinta de tener cosas de valor encima. ¿Dónde
están? No tengo ganas de jugar –dijo el jinete con tono inquieto-
Los nervios tomaron el control de la situación y, después de
desenvainar la espada, me abalance sobre ellos. Con los ojos cerrados, di unos
cuantos espadazos al aire sin tocar carne. Me caí al suelo y me temía lo peor.
¿Pero qué tenemos aquí? ¿Un valiente? – Echó a reír el
jinete –
Sí sí, tenemos un valiente, sí sí –repitió con torpeza el compañero-
Vamos a hacer un trato, si me dices lo que quiero saber, olvidaré este acto de valentía y te dejaré que sigas andando. Pero te advierto, hay muchos valientes criando malvas –dijo el bandido con tranquilidad, a diferencia del nerviosismo de su extraño compañero-
Sí sí, tenemos un valiente, sí sí –repitió con torpeza el compañero-
Vamos a hacer un trato, si me dices lo que quiero saber, olvidaré este acto de valentía y te dejaré que sigas andando. Pero te advierto, hay muchos valientes criando malvas –dijo el bandido con tranquilidad, a diferencia del nerviosismo de su extraño compañero-
Miré al bandido y me quedé bloqueado, las palabras no conseguían
salir de mi boca.
¿No quieres hablar? Bueno pues me llevare el carro con la
yegua y tu pues… ¿Qué te parece si te mato?
El bandido levanto la espada y justo cuando quería arrebatarme
la vida…
ZUUUUUUUUUUUUM! Una flecha, salida de la nada, impacto en el
ojo del primer bandido. Un chorro de sangre salió disparada con fuerza. Los
gritos agónicos de aquél hombre me estremecieron totalmente.
Jo…Jo…Jose! ¿Te vas a morir? Pero no puedes morir, tenemos que conseguir dinero para madre y si no matamos a de la Vega nuestra madre morirá –Exclamó el singular acompañante del ex bandido – Yo no quiero morir – gritó el mismo y seguidamente echó a correr-
Jo…Jo…Jose! ¿Te vas a morir? Pero no puedes morir, tenemos que conseguir dinero para madre y si no matamos a de la Vega nuestra madre morirá –Exclamó el singular acompañante del ex bandido – Yo no quiero morir – gritó el mismo y seguidamente echó a correr-
ZUUUUUUUUUUUUUM! Otra flecha impacto en el gemelo derecho
del bandido que quería huir haciendo que este cayese al suelo, llorando y
pidiendo clemencia.
¡En ese momento no sabía si alegrarme o huir despavorido! ¿Quién
estaba haciendo eso? –Me pregunté exaltado-
Vaya vaya, parece que de la Vega tiene algun guardaespaldas, quien sera ese salvador? :D
ResponderEliminarMenos mal que rondaba por casualidad alguien con la buena voluntad para salvar a nuestro protagonista no? :)
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